Mansión de Afrodita

-Eso es cierto-dije y volví a abrir los ojos aunque aún sentía sus caricias, ahora estabamos frente a frente y yo podía notar que estabamos mucho mas cerca que al inicio, entrelacé mis dedos detras de su citura, afirmandola a mi lado y sin notarlo siquiera me acerqué mas, las estrellas y su espectáculo empezaban a quedar relegadas por el bellos brillo en la mirada de Afrodita.

Solté mis manos y acaricié con suavidad su espalda, notando la piel desnuda bajo mis dedos, por el largo escote del vestido que tenía puesto, entre cerré los ojos un poco.

-¿Puedo besarte?-pregunté en casi un susurro, tan apagado que quizas y ni siquiera me halla escuchado.

Dejé salir un suave y muy ligero suspiro de entre mis labios, acortando la distancia hasta hacerla nula, besando con cuidado sus labios, entre abriendo los mios y atrapando su pequeña boca de labios carnosos y suaves cual seda.

Deslicé una de mis manos desde su cintura hasta su mejilla, acariciandola en el proceso, tomé su mentón con suavidad, acariciandolo con mis dedos y rozando su cuello ligeramente, empezando a pedir permiso con mi lengua a intruducirme a su boca.

Con lentitud, muchas mas de la que era necesaria me separé de sus labios entre abiertos, dejando un suave beso en su labio inferior y la miré a los ojos.

-Ahora pensaras que soy un atrevido, seguro-sonreí acariciando su barbilla.

Torcí suavemente mis labios en una sonrisa ligera al escucharle, debí suponerlo desde antes, pero supongo que yo mismo me frenaba por respeto, por eso pregunté antes de actuar.

-Me alegra escuchar eso-comenté apartando por breves segundos mi mirada de sus ojos para ver el firmamento nocturno, -¿no tienes frío?, entramos o nos quedaremos toda la noche fuera?-cuestioné con una ligera sonrisa.

-Mejor entramos-murmuré apegandola a mi pecho, sintiendo la piel de su rostro que ahora estaba en contacto con mi cuello, fría al tacto, el frío no me afectaba demasiado, por ahora, seguro y cuando cambié la temperatura a una más cálida lo sentiré, pero prefiero eso a que la chica la pase mal aquí afuera, -¿vamos entonces?-

-Si no te parece muy problemático me gustaría pedirte ubna taza de chocolate caliente y ya luego vamos a una habitación-dije, algo avergonzado, no tenía hambre, pero si frío y eso era en parte, lo único que me lo quitaba.

-Vamos entonces a la cocina-dije tomandola de la mano y dejando que ella me guiara por su casa, -¿de verdad no te molesta que valla a tu alcoba?-me sorprendo un tanto, no sabía que podría llagar a tomarme tanta confianza.