Departamento de Shane (Shane)

Me giré a mirarlo cuando tomó mi mano y sin querer topé con sus ojos, me le quedé mirando como tonto hasta que Adonis volvió a apartar la mirada y yo fruncí el ceño inevitablemente.

-Sí, si sé hacerlo-curvé ligeramente las comisuras de mis labios, -no soy bueno, solo intento ser buen anfitrión-dije, intentando tapar el bochorno que sus palabras me causaban.

Pero aún intentaba encontrar una vez mas sus ojos con los mios, más el poeta me rehuía la mirada y eso empezaba a desesperarme, le sujeté el rostro con ambas manos, por las mejillas y le obligué a que me mirara a los ojos, era un tanto más alto que yo así que debía levantar el rostro para verlo de tan cerca y no siquiera sé porqué lo hice, simplemente sus ojos...

-Yo...-murmuré mas perdido que conciente, navegaba en el mar dorado de su mirada y empezaba a naufragar, -... lo siento, vamos a la cocina-cerré los ojos rompiendo el contacto y deslicé mis manos por sus mejillas hasta apartarlas, dandome vuelta con lentitud.

-Bien, bien, disculpa por haberte ofendido... no eres bueno, eres malo... muy malo... el más malo que he conocido- reia, mas aún desviaba la mirada cada que él intentaba hacer contacto, no podía evitarlo, me sentía incómodo, incómodo y además... idiota... Ufff... el calor, es sólo el calor... me seguía repitiendo, pero cada vez lo creía menos

En uno de mis intentos por impedir el encuentro de nuestras miradas mi rostro fue aprisionado, ocasionando lo aparentemente inevitable, parpadee un par de veces, sorprendido, pero al final me rendí y le miré, tal como quería, incluso tal vez más de lo que deseaba... Mi respiración se agitó levemente, pero aún así no dejé de mantener mi vista fija en él, hasta que por fin me soltó y se fue hacia la cocina- Claro, te sigo... y no tienes nada por qué disculparte-murmuré, la cabeza me daba vueltas... Shane era raro y tan cambiante como yo, no estaba seguro de a qué nos llevaría todo eso, además cada minuto que mi reloj marcaba me recordaba que el tiempo se agotaba... más rápido de lo normal, todo gracias a la ansiedad... bendita ansiedad.

Caminé lo más tranquilo que pude hacia donde se encontraba y le sonreí-¿Entonces si deseas que te ayude?-cuestioné algo impaciente, cruzado de brazos- ¿O prefieres que te cuente lo que me pasa a las dos de la mañana?-suspiré y me le quedé mirando

Caminé hacia la cocina a paso tranquilo con la certeza de que mi invitado me seguía, en el silencio que se había creado llegamos, sin embargo no me vi en la posibilidad de romperlo pues no sab´çia muy bien que decir, mas sus palabras me aligeraron.

-Preferiría que me contaras que te pasa a las dos de la mañana-dije bastante seguro de mi respuesta, señalandole con mi dedo índice una de las sillas del desayunador.

No esperé a que comenzara a hablar para yo iniciar con los preparativos para su cena, busqué la pasta en la despensa y una cacerola para poner a hervir el agua, al ponerla al fuego esperé hasta que hirviera y coloqué la pasta luego, me dirigí nuevamente hasta la barra que dividía la cocina de la mesa para desayunar y apoyé mis brazos allí y dediqué toda mi atención al rubio.

-¿Y bien?-pregunté.

Suspiré hondamente ante su respuesta... casi hubiera preferido cualquier otra- Vaya, vaya... con que seguridad lo dices-lo miré de reojo, fijándome mayoritariamente el lo que hacía y luego, hacia donde señalaba-Bien...-inquirí sin muchos ánimos- pero tal vez te arrepientas de haberme invitado a dormir en tu hogar..-con más desgano aún caminé hasta la silla y recargué los brazos en la mesa, luego mi cabeza en las manos, pensado en la mejor forma de decirselo. Incluso esperé que se sentara, únicamente para ganar más tiempo.

Lo miré directo a los ojos, poniéndome ligeramente tenso... estaba nervioso y no sabía por qué... había muy contadas personas que lo sabían y todas ellas eran cercanas... bueno, mi expsicólogo no tanto... aunque a final de cuentas acabó conociéndome bastante... "profundo"... Desahojé de mi mente todo pensamiento ajeno y empecé

-Hace varios años... tuve una fiesta, en ella conocí a un chico un poco mayor que yo... cuando lo vi, emmm... cómo decirlo... pues.. lo adoré y él también a mi, salí de la habitación de la mano con él justo a la 1:45, subimos hasta mi alcoba... y lo hicimos...-dije simplemente- fue la primera vez que tuve sexo y fue justo de 2 a 3 de la mañana... luego dormimos toda la noche, fue algo sublime, creo...-me entristecí un poco al recordar lo que había sucedido al despertar, aún con Sören entre mis brazos- Fue algo tan "mágico" que mi cerebro, según mi expsicólogo, se ha esmerado en repetirlo, pero no se puede... además de lo obvio hay muchos otros impedimentos... y el hecho es entonces que todas las madrugadas, justo a esa hora mi líbido crece exponencialmente... y más si hay alguien que me atraiga cerca-hice énfasis en esto, esperando que captara la indirecta- hay veces que incluso me es imposible controlarme... y termino teniendo sexo con la primera persona atractiva que se me aparece-conluí, dando otro suspiro, ya le había dicho todo, no había vuelta de hoja- ¿Qué te parece?

Con las manos entrelazadas baja mi mentón escuché atentamente su relato, enfocando mis sentidos en escucharle, verle y comprenderle, al mencionar lo que hizo a esa peculiar hora no evité que una suave sonrisa me curvara los labios, me era bastante divertido si era sincero y la verdad él parecía mas preocupado que yo.

Me puse de pie instante después de que acabara de contarme la historia, juntando sobre la losa al lado de fregadero los vegetales y los instrumentos que utilizaría para hacerle la cena y cuando tenía todo dispuesto, me atreví a hablar.

-Entiendo-dije, concentrándome en que no se me notara lo risueño, -pero, no sé porqué te preocupas tanto, tu bien lo dijiste alguien que te atraiga es quien puede forzarte a no controlarte-comenté recordando sus propias palabras y suponiendo que me lo había dicho para “tranquilizarme” cosa que creía firmemente necesitaba él mismo, -y a mi me sigue pareciendo que eso no es impedimento para que te quedes conmigo esta noche-concluí sin notar en primera instancia, el doble filo de mis palabras, -a menos claro, que seas tu quien se sienta incomodo, en ese caso no sé que haremos porque la tormenta no amaina, todo lo contrario-señalé una ventana que teníamos cerca con la punta del cuchillo que tenía en la mano.

Lo miré con algo de desesperación... había entendido justo lo contrario y además estaba de lo más tranquilo, sin duda no le había puesto demaisada atención a lo que decía. Respiré hondo para tranquilizarme un poco-No, no... es que, entendiste mal, tú me at...-me sonrojé, pero bueno, ya lo había casi dicho, que más daba- me atraes, me gustas... bastante-admití suspirando- no estás seguro conmigo aquí, a menos que te encierres en la habitación-mmm, había exagerado un tanto, pero era mejor que así fuera- Bien, si dices que no es impedimento, yo... yo creo lo mismo-dije lo más seguro que pude, sonrojándome más, mirando de reojo la tormenta.

Me encogí de hombros, Shane tenía razón, aunque quisiera me sería casi imposible salir de allí- jeje... te tomaré la palabra entonces-susurré un poco nervioso al escuchar un fuerte estruendo y luego una luz cegadora proviniente del cielo. Bajé la vista y me froté ligeramente lo ojos, maldicón, ahora si que no tenía sueño... maldita luz-Que bien huele Shane.. ya quiero probarlo-inquirí para distraerme, aunque no mentía, la pasta tenía un exquisito aroma- por cierto... de seguro que eres muy popular en las películas, verdad-reí divertido, sin embargo, lo pensaba de realmente, hasta se me hacía raro no haberlo visto ya en algún video

Escuché divertido todo lo que me decía hasta que me dijo que yo le atraía, ¿debería sorprenderme?, la verdad no, pero eso no evitó el que me sonrojara como un chiquillo, le miré de reojo mirándolo a él también sonrojado y una suave sonrisa curvó mis labios.

-Gracias-murmuré, aún avergonzado, la verdad él igual me parecía bastante atractivo.

Le escuché elogiar el olor de la comida y seguidamente el preguntarme mi popularidad como actor.

-¿Te soy sincero?, no tengo idea, no me inmiscuyo en eso, simplemente hago el trabajo y mi manager me comenta que tan bien o mal lo hice-aunque últimamente ha estada muy permisivo, como se nota que no lo decepcioné en la última película que hice, -sé que suena raro, pero prefiero hacer solo las cosas que tengo que hacer-dije, y es que le tenía cierta animadversión a ver la crítica de mi propio trabajo, -te gusta como huele?, anda, acércate-le insté suavemente, moviendo mi cabeza en dirección a la cacerola que tenía en el fuego, la pasta ya estaba bañada en roja salsa de vegetales y estaba casi lista, -¿quieres probar?-pregunté sonriéndole, levantando un tenedor con algunos fideos enrollados a si boca, soplando suavemente para que se enfriara.

Noté de inmedtiato su sonrojo, le sentaba tan bien, daba a su rostro un cierto toque de inocencia sumamente agradable.. de lo que si no me percaté al instante era que, igual que él, estaba yo todo rojo... y lo peor es que no estaba seguro del por qué... pues yo siempre era muy desinhibido y poco me importaba decirle a alguien que me interesaba. Su curiosa actitud sobre el trabajo me hizo reaccionar

-Vaya... ¿eso es cierto?... que raro, yo disfruto mucho mi trabajo, de hecho, lo adoro... no me imaginaría haciendo cualquier otra cosa-un escalofrio recorrió mi espina en ese momento, aunque no me imaginara haciendo otra cosa diferente a actuar, terminaría haciéndolo... era mi obligación... Suspiré, no debía pensar en eso, mucho menos ahora, con un chico tan agradable a mi lado, que además, me ofrecía probar la fragante pasta.

Me acerqué, quedando a su lado, muy divertido ante sus acciones- Gracias...-murmuré, abirendo luego la boca y degustando la pasta... estaba mucho más rica de lo que hubiera creído. Terminé de comerla y le miré risueño-exquisita, simplemente exquista... ¿no será que tu vocación secreta es la de chef?-bromeaba, claro, pero aún así no mentía al elogiar el platillo- Tendré que devorlverte el favor...-dije lentamente fijando mis ojos en los suyos, ocasionalmente a alguna persona que me gustara le pagaba los favores con sexo, pero él no parecía ese tipo de hombre, además, por algún motivo... no quería hacerlo, de verdad... me parecía completamente inadecuado

-No es que no me guste, no me mal interpretes, me encanta mi trabajo-sonreí, -pero le tengo animadversión a ver las críticas, no sé porqué, desde siempre ha sido así-le miré de reojo y lo noté tenso por un segundo, fruncí el ceño pero decidí no peguntar, ya había sido bastante curioso no hace mucho.

Le di a probar la pasta y sonreí por su elogio.

-Quizás-acepté, pero bromeaba, yo chef?, no me imagino así, -eso no tienes porqué hacerlo, yo te invité, es lo mínimo que podría haber hecho por ti-le sonreí y fui hasta uno de los gabinetes de la cocina.

Busqué platos, vasos y cubiertos para poner la mesa y poco después me acerqué a la nevera.

-Uhm… que quieres de tomar?, tengo…-sonreí de forma tonta, -… realmente tengo de todo un poco-le miré ladeando levemente la cabeza, aún inclinado sobre el refrigerador, -entonces que deseas?-

-¿De verdad?-me sorprendió bastante lo que dijo, yo sencillamente no podía vivir sin ver las críticas, practicamente era adicto a ellas... aunque debo adimtir que no siempre aceptaba muy bien las malas, de hecho más de una vez, en un arranque iracundo, había ocasionado algún destrozo por sentirme "insatisfecho" con ellas

-¿Te ayudo?-sin esperar respuesta fui por los platos y cubiertos, acomodándolos en el desayunador, pues suponía que allí comeríamos y escuchando sus palabras- Pues... emm.. una naranjada está bien, gracias-sonreí y me senté donde estaba hace pocos minutos. Mas una idea graciosa invadió mi mente, y sin poder contenerme cuestioné juguetonamente a Shane sobre ella

-¿Tú no la probarás?...-le miré con aires divertidos, aunque intentaban ser suspicaces- porque eso me hace sospechar que...-gesto pensativo-la haz envenenado... o tal vez que le agregaste algún tipo de sedante-llevé una mano a mi rostro he hice una dramática pose- oh, no... creo que estoy sintiéndome débil y falto de consciencia... ¿Shane por qué me haces esto?... yo confié en ti y así me pagas- postura más dramática, como si me estuviera asfixiado, sin embargo la actuación duró poco, pues, para mi desgracia voltee a ver de reojo el maldito reloj, que segundo a segundo me recordaba que el tiempo se me escapaba- ¿Podemos empezar?-dije más ansioso que otra cosa, pero intentando relajarme

Asentí a su pedido aunque tenía la ligera sospecha de que ya ni me estaba mirando, busqué dentro del refrigerador y... bueno, tenía naranjas, pero nada de jugo artificial, eso me dice que tendría que hacerla natural. Me erguí llendo hasta el fregadero, llevando conmigo algunas naranjas y buscando un cuchillo para cortarlas y empezar a hacer el jugo, sin embargo la plática del poeta a mis espaldas me llamó la atención, me giré para mirarlo y sonreí por su teatro.

-Me haz descubierto, Adonis...-dije, inclinado la cabeza, negando levemente, con un gesto pesaroso en el rostro que me quedaba más falso de lo que pretendía, -tenía pensado sedarte y venderte, seguro y me daban buen dinero por ti-curvé los labios levemente, notando ahora como mi invitado se "asfixiaba", y reí por la broma, sin embargo canbió su expresión con rapidez al notar la hora, a penas ahora me fijaba en que aún seguía preocupado por eso, yo no me molesté en consultarla, realmente no me preocupaba, supogo que le tomé más confianza de la que debería para a penas conocerlo. Giré nuevamente mi cuerpo poniendo atención en el jugo que debía hacer, cortando a la mitad una de las naranjas y buscando un estractor de uno de los gabinetes de la cocina, -yo no tengo prisa-dije, sonriendo nuevamente, la verdad cada que recordaba el tema me daba risa, -no disfrutaras la comida si procuras tanto la hora, además-ladeé el rostro para verlo-ya te había dicho que no me molestaba ni preocupaba tu "problema"-sonreí y le guiñé un ojo, jugueton, -y no tienes cara de violador, así que me quedo tranquilo-reí con ligereza por eso último.

Suspiré honda y profundamente, acomodándome en la silla, en cierta forma Shane tenía razón... el problema era que no podía opinar hasta que no me conociera con el líbido exacerbado. Sin embargo acabé por convencerme que no valí la pena preocuparse tanto ahora.

Seguí su consejo, aunque no completamente seguro, le dediqué una sonrisa o un intento de sonrisa debería decir más bien y me fijé en lo que hacía... vaya... ya hasta lo estaba obligando a cortar naranjas- No era necesario que hicieras eso Shane... podría haber tomado cualquier cosa... hasta agua sola y por cierto divino... yo soy invaluable... así que no intentes venderme... que será como intentar hacerlo con la Mona Lisa-reí divertido ante mi presunción, de verdad que había veces en las que me pasaba de la raya-

-De que no tenga cara de violador no se sigue que no lo sea... pero me agrada que confíes en mi... procuraré no decepcionarte-susurré lo suficientemente fuerte para que me escuchara- eso si... la razón por la que no temes es porque no sabes cómo me pongo, pero supongo que pronto... lo experimentarás-sonreí juguetonamente, entrecerrando los ojos en especial ante su guiño y amarré mi cabellera en una coleta con mis propios cabellos- ya vente a sentar, Shane-me quejé-deja eso, te digo que tomaré cualquier cosa... además... me aburro... Shane... divérteme-dije risueño- Oye... ¿Qué significa tu nombre?-cuestiné muy curioso, llevando uno de mis dedos a los labios

Ladeé el rostro para mirarle con una grata sonrisa bailándome en los labios, me apoyé sobre mis codos y estos a su vez sobre la losa de la cocina.

-Pues sí, seguro lo eres, no lo dudaría, sin embargo hasta la Mona Lisa fue vendida cuando fue robada del Louvre-entre cerré los ojos, divertido, -aunque en realidad fueron falsificaciones, la verdadera jamás llegó a ser vendida-solté una carcajada pues al final había terminado consolidando su afirmación.

Me giré nuevamente poniendo atención al jugo que estaba haciendo, ya casi terminaba, solo unas más y todo estaría listo para cenar… pasado unos minutos en los que escuchaba la plática de Adonis terminé y coloqué el jugo en una jarra, había hecho bastante.

-¿Cómo que “diviérteme”, poeta?-le miré feo por un instante yendo hasta él colocando la jarra en el medio de la redonda mesa sentándome frente a él luego, -pues ya lo dices tarde porque ya lo hice y más te vale tomártelo-amenacé sin nada de convicción pues la risa me ganaba, -y si ya no quieres que me pare entonces ve tu mismo por lo vasos-sonreí mordiéndome el labio inferior con cierta travesura, -a ver si no te pierdes y supongo que sabes donde está el hielo, no?-crucé una de mis piernas sobre la otra, mirándolo con cierta fijeza a los ojos, aún con esa sonrisa juguetona de la que no me había podido desprender.

Sonreí, mirando su rostro mientras hablaba, francamente yo no sabía que se habían robado la Mona Lisa, por lo cual sin duda me hubiera ganado un buen regaño de mi abuela, pero en fin... nadie tenía que saber... que no yo sabía eso-Pues claro... exactamente así pasó y así pasaría conmigo, así que mejor ni lo intentes-dije entre risas.

Bien, bien, no me diviertas... abúrreme, pero es una lástima porque lo estabas haciendo muy bien-inquirí divertido- y claro que me lo tomaré... debe saber divinamente si fue hecho por tus lindas manos-concluí levantándome- bien, iré yo por ellos-dije seriemente, escuchando levemente molesto lo último... ¿Cómo podía un desconocido saber de mi precario sentido de orientación?- Claro que sé dónde está...- oh, dioses del bosque, por favor guíenme correctamente hacia los vasos y el hielo o mi querido anfitrión se burlará eternamente por esto. Estaba completamente perdido en mis súplicas hasta que noté su "curiosa" sonrisa, la cual me hizo volver... volver para sólo concentrarme en él.

-Sabes... cuando me desperté hoy por la mañana me sentía muy mal, apenas podía abrir los ojos... y tardé casi una hora entera en decidirme a levantar... mientras transcurría en día-suspiré- pensaba en que hubiera sido mucho mejor quedarme acostado, sin embargo ahora me alegra mucho no haberlo hecho, porque de ser así no te hubiera conocido-suspiré nuevamente, yendo hacia dónde los espítitus del bosque, mi instinto o el sentido común; me indicaban que estaban los vasos. Mi rostro se iluminó al percatarme que si estaban allí (XD), los dejé felizmente en el desayunador y regresé por los hielos, mirándole con una gran sonrisa- Te dije que sabía...-susurré cercano a su oido, cambiando mi gesto por uno tan juguetón como el suyo y sentándome segundos después en mi anterior lugar

Escuché curioso como me comentaba acerca de su día, del inicio de su día más específicamente y sonreí casi avergonzado por lo último que dijo, notándose eso en el ligero rubor que cubrió mis mejillas.

-Quien sabe-dije, mirándolo deambular por la cocina como si deseara que alguna fuerza cósmica le ayudara a encontrar los vasos, y sonreí ante ese pensamiento, era de lo más normal que no supiera donde estaban tomando en cuenta que no vive aquí, -crees en el destino?-continué lo que había dejado pendiente, -tal vez era cosa del “destino” encontrarnos, no?-lancé una corta carcajada, pues eso me sonaba a cuento de hadas.

Miré sorprendido como a la primera encontraba los vasos y el hielo era más que obvia su ubicación por lo que no me sorprendió su mirada airada al acercarse con ellos en la mano, al contrario sonreí con él por su “logro” más admito que me inquietó un poco el que se acercara a mi oído a susurrar aquellas palabras tan aparentemente inocentes, rozando mi cuello con su aliento, estremeciéndome ligeramente al chocar contra aquella sensible zona en mi cuerpo.

-Entonces ahora podemos cenar-dije intentando obviar mi reacción a su cercanía.

Me fue inevitable no reir, intuía su reacción, sin embargo me quedé corto... fue mucho mejor de lo que esperaba-Si, claro... ya podemos cenar-susurré todavía con uan sonrisilla en los labios- y de lo otro pues...-me quedé pensando un momento, realmente habían sido muy pocas veces las que cavilaba sobre el destino, generalmente sólo utilizaba la palabra sin reflexionarla. Suspiré, en definitiva no era mi tema fuerte- No lo sé... sería... "interesante" que ya estuviera escrito nuestro encuentro, pero siento que le restaría emoción-concluí aparentemente seguro de mi- ¿Tu crees en el destino?-pregunté bastante interesado en su respuesta, tomando el tenedor para empezar a comer, cosa que ya estaba ansioso por realizar...

-Mmmm... de verdad que eres un gran chef, divino Shane- inquirí con una gran sonrisa, vaya, últimamente estaba muy risueño- cuando quieras puedes ir a cocinar a mi casa-le dije de broma, entrecerrando los ojos, parecía más bello cada vez que lo miraba... o las dos de la mañana se acercaban... si, seguramente era eso... eso y nada más. Comí un bocado más de espaghetti, aún mirandolo, no podía evitarlo. Me acomodé en el asiento, suspirando resignado, fjándome en sus finas facciones y ojos profundos... una vez más estaba perdido, pero esta vez no en mis pensamientos, sino en su mirada. Me atraía demasiado... al final llegué a la conclusión de que no era que no pudiera evitarlo, más bien no quería hacerlo... es más... me encantaba.

Suspiré tomando le tenedor lentamente, mirando la comida y picándola sin decidirme a comerla aún, miré luego al poeta que me hablaba y le brindé una pequeña sonrisa.

-No lo sé… creo que no, soy algo escéptico hacia muchas cosas-confesé, sincero, la verdad tan solo había dicho eso por… comentarlo, además me parecía que de verdad, de una u otra forma debimos habernos encontrado pues al menos en mi caso, la noche se había vuelto mucho más agradable.

Al fin me llevo un bocado a la boca degustándolo con cierta pereza, disfrutando de su sabor, no estaba tan mal después de todo, al menos esto no me había salido mal; miro a mi acompañante una vez más y noto su mirada fija en mi lo que hace que me ponga algo nervioso, termino de comer lo que tenía en la boca y carraspeo.

-¿Pasa algo?-pregunto, sintiéndome sonrojar por momentos.