Acalorada sesión de fotos.

Salió del camerino andando con su usual paso sensual y elegante, captando casi todas las miradas de los que se encontraban en el estudio. Vestía una falda bastanta corta al estilo escosés, y una provocadora camisa blanca, bastante ceñida a su cuerpo de perdectas medidas.
Aparentemente se trataba de una sesión fotográfica acerca de colegiales, pero todavía no estaba informada del todo. Debía esperar a que el modelo que sería su compañero terminara de cambiarse para que los productores pudieran explicarle bien el asunto.

Se acercó al montaje que se había hecho, sintiéndose algo incómoda por la cantidad de luces que casi la cegaban. Acarició el pupitre que se encontraba en el centro de aquella escenografía y luego le dedicó una mirada soberbia a uno de los tantos hombres que la estaban examinando.
El joven se aproximó a ella con aires de grandeza, sonriendo seductoramente.
-Por fin la conozco, Elizabeth- comentó con soltura. -Me han hablado muy bien de usted, y ansiaba que apareciera en mis producciones- agregó, mirándole con descaro. -La descripción que me hicieron de usted no le hace juicio-
-Gracias...- masculló Beth, tratando de parecer amable. "Te dará mucho dinero, tienes que tratarlo bien" se decía, mostrando una forzada pero cautivante sonrisa.
-¡Oh! Y aquí viene tu compañero-

Me vestí lo más ´rápido que pude, sin embargo tardó demasiado el maquillaje y sobretodo, el peinado, una hora y medio viendo modelos para que al final sólo lo agarraran en una coleta. Me dirijí con paso firme hacia el set, viendo a lo lejos al director y a una joven tan bella que opacaba las luces de con su brillo natural

-Hola, soy Adonis-dije, dirigiéndome a la chica- Disculpa haberte hecho esperar...-hice una reverencia a manera de saludo- Es un gusto nconocerte y estoy seguro que será todo un placer trabajar contigo-le sonrei y luego me dirigí al director, la verdad me caía mal, era un tipo muy vulgar. Lo único que hice fue saludarlo con un gesto, para luego acomodar los lentes que me había dado producción para lograr el típico y estereotipado look de un joven y bohemio profesor de Letras

Simplemente asintió ante todo el palabrerío del joven que tenía en frente, sin decir ni mu. "Ya veremos si será un placer trabajar conmigo..." pensó, sonriendo con algo de malicia, examinándolo con cuidado.
-Bueno... señorita Elizabeth, usted es una estudiante, y Adonis el profesor- explicó el director, haciendo que Beth lo mirara con aburrimieto. -Ambos se sienten atraídos, pero saben que está prohibido. Lo demás lo dejo en su imaginación... que fluya- por fin dijo lo que la joven esperaba. Le agradaba hacer las cosas a su manera, y no siguiendo las exigencias de un director.
El hombre se fue de la escenografía, dejando a los dos muchachos solos para que comenzara la acción.
Elizabeth tomó asiento en el pupitre, sin dejar de observar a su compañero. Todavía se sentía algo incómoda, y estaba tratando de relajar cada músculo para poder hacer buenas tomas.

Me crucé de brazos, algo enojado, de no ser porque el director me había dicho el nombre de la chica no lo sabría, ya que la bella, pero aparentemente soberbia Elizabeth no había tenido la delicadeza de presentarse. Suspiré, dejando mi enfado atrás y poniendo atención a lo que decía el hombre. Otro cliché, sin duda, pero uno que no pasa de moda.

Vi como la joven se sentaba en el pupitre, dirigiéndome yo a al escritorio del profesor, me senté sobre él, con las piernas curzadas y la vista fija en Elizabeth, mi hermosa y rebelde estudiante. Dedicándole miradas llenas de deseo, y al momento siguiente de "esto no debería estar pasando, soy un profesor y tu una alumna, estoy avengonzado por mi comportamiento", para luego volver al rumbo del coqueteo. Francamente era mucho más diverido de lo que hubiera imaginado y las cámaras, como siempre, me importaban un comimo, aunque de repente algún flash lograba lastimar un poco mis ojos

-¡Vamos! Quiero ver un poco más de acción- gritó el director desde el fondo, arruinando por completo la conexión que Adonis y Elizabeth habían creado.
La muchacha se levantó del pupitre, y caminó con suma sensualidad hasta el rubio. Se sentó sobre el escritorio de madera lustrosa, pero manteniendo una considerable distancia con el profesor. Cruzó sus kilométricas piernas, haciendo que la faldita se levantara un poco, y se llevó una de las biromes a la boca. Sus ojos casi dorados devoraban a Adonis, mientras sus labios no dejaban de provocarlo. "Tranquila..." se decía. "Sólo debes contentar a este viejo baboso, y luego te irás" aseguró para sus adentros. Hacía fotos subidas de tono, pero era la primera vez que tenía un compañero; hubiera preferido trabajar sola.
-Eso, eso- volvió a gritar el director, indicándoles que iban por buen camino.

Agg, ese director, como siempre, era un desesperado... claro, cuando me pidió que viniera a hacer la seción se portó amable, pero ya cuando soy su subordinado las cosas cambiaron... no vuelvo a hacer esto, menos con él... además ni siquiera soy modelo, amo demasiado la comida para serlo... ahh, alejé cualquier pensamiento homicida de la mente e hice lo que indicaba.

La chica era hermosa, eso era innegable, esta situación hacía fácil el coqueteo con ella. Me acerqué, sin bajarme de la mesa, rozando sus cenizos cabellos con las yemas de los dedos, evitando que mis pupilas dejaran de hacer contacto visual con las suyas. Su forma de mirarme me incitaba, mordí levemente mi labio, deslizando la mano por su cabellera, para luego acariciar con suavidad su hombro y su clavícula.

De un grácil salto bajé de la mesa, para ponerme de frente a ella. Tomé su breve cintura entre mis manos y acerqué mis labios a los suyos, tan rojos como la misma sangre; pero sin llegar a juntarlos. La miraba intensamente, mientras alzaba una mano hasta su inmaculado rostro y acariciando sus mejillas y luego, el delicado borde de su boca carmín.

Rodee por completo su cintura con el brazo y la incliné ligeramente sobre el escritorio, aproximándome de nueva cuenta a sus labios, rozándolos con los míos y alejándolos un poco luego, deseoso de probarlo como era debido. La sesión parecía un tango... ese fugaz pensamiento casi rompe mi concentración, por suerte, logré controlarme, se notaba que Elizabeth era temperamental, no podía arruinar las tomas o terminaría detestándome

El muchacho no era para nada feo: su mirada penetrante provocaba escalofríos en Lizzie, y su cabella larga y rebelde la incitaba, pero de todas maneras se sentía algo incómoda, le costaba acostumbrarse a tener un compañero. Además, ese hombre había tomado el control y le estaba quitando casi por completo su protagonismo; sin embargo, se mantuvo tranquila y dócil, dejándose guiar por el otro sin oponer resistencia. Se esmeraba por llevar magistralmente a cabo el papel de "alumna inocente" que le habían asignado.

-No te aproveches de la situación- murmuró entre dientes, clavándole su gélida mirada, mientras las yemas de los dedos le acariciaban el pómulo derecho, luego la nariz, y por último recorrían con tortuosa lentitud el contorno de su boca. Era mucho el dinero que le ofrecían, pero no iba a doblegarse para conseguirlo.
Subió su pierna izquierda a la del rubio, y comenzó a acariciarla con sensualidad y deseo. Ahora sí parecía un verdadero tango.
-Llegarás hasta donde yo te lo permita- agregó en voz muy baja, entre susurros. Estaban tan próximos que se jactaba de que Adonis la había oído.

Esta vez fue Elizabeth la que rompió mi concentración... No podía creer lo que había dicho. Mordí mi labio para no responderle, pero me fue imposible. Miré de reojo las cámaras y cuando estuve seguro que no me verían le hable, lo más relajado que pude- Escúchame, Elizabeth... yo NUNCA me aprovecharía de esta situación, sólo estoy haciando lo que el director me pide-Le dediqué una fría mirada, tanto o más, como la que ella me había propinado a mi.

Respiré hondo, alejando el enojo de mi ser, una vez más... sintiendo su pierna contra la mía, pero lo último que dijo... casi hace que ría, pero logré controlarme, aunque francamente, ya no me estaba siendo nada sencillo- ¿Acaso me crees un pervertido? ¿Un violador?... ¿Un depravado?... es obvio que llegaré hasta donde tú me lo permitas... y espero lo mismo de ti-ya antes me había ocurrido. Tomé su barbilla y la besé suavemente- ¿Entendido?- murmuré lentamente en su oreja, siguiendo con el trabajo, que comenzaba a hacerse demasiado pesado

La frialdad y rabia que logró ver en los ojos del otro, acompañadas de sus palabras, confirmaron que él no era nada de lo que mencionaba. Pero, ¿quién se lo aseguraba antes? Su madre se había topado con muchas "piedras" a lo largo de su carrera, y la tranquilizaba que Adonis no fuera una de esas.
No le agradaba haberlo enfadado de esa forma, pero no arrepentía de haberle marcado los puntos.
-¿De verdad piensas que intentaría sobrepasarme contigo?- susurró en un tono algo burlón, llevando una mano hacia su nuca para comenzar a acariciarla lenta y sensualmente, reemplazando los roces en la pierna.

-Ja... -negué levemente con la cabeza, casi indigando ante sus palabras. Realmente no sabía si reir o llorar- Mira, Elizabeth... eres tan hermosa que si las estrellas brillan, te aseguro que es por querer emularte... pero-mordí mi labio, mientras continuaba con la actuación- eres tan fria e indiferente que sola podrías causar la próxima glaciación-diablos... estaba más enojado de lo que creía- ya no intentes "arreglar" las cosas y terminemos con esto.

Miré de reojo al director, parecía bastante compacido. di un gran suspiro y me acerqué lo mas posible a ella, retirando mechones de sus suaves cabellos del cuello, para poder besarlo, la verdad a estas alturas no tenía ya muchas ganas de hacerlo, pero después de todo era actor... fingir era mi especialidad

El primer elogio quedó completamente cubierto por el siguiente comentario que el joven hizo. "¿Quién se cree que es para decirme estas cosas?" se preguntó Beth, sintiendo el aire mucho más tenso que antes. Ni siquiera la conocía, y ya le había hecho ese juicio. Acostumbrada a ser halagada todo el tiempo, aquello fue un golpe bastante duro; y lo peor de todo, es que en el fondo sabía que tenía razón.
-Déjame salir, por favor- pidió en tono gélido, ladeando un poco la cabeza para que dejara de besar su cuello. Si al comienzo se sentía incómoda, ahora se sentía muchísimo peor. Quería salir de allí lo más rápido posible. Carecía de profesionalismo como para soportar una situación así. Ya no podía mirar de buena manera a su "profesor", y mucho menos besarlo o dejar que él lo hiciera, continuar con las fotos no tenía sentido alguno.

Justo lo que no quería escuchar... ¿o si?. Me alejé lo suficiente para que pudiera salir con falilidad -Claro que si, hermosa... como dije, hasta donde tú quieras...-además el ambiente estaba demasiado pesado ya,imposible trabajar así. Miré de reojo al director, parecía que algo quería decir, pero se quedó callado... en silencio completo por la mirada de muerte que, por lo menos yo le dirigí

Suspiré, alejándome del falso salón de clases. Solté mi cabellera y me quité los lentes, que empezaban a lastimarme el rostro por la presión- Es una lástima...-miré fijamente a Elizabeth- que terminara así... nunca fue mi intensión-susurré avergonzado- Lo siento mucho Elizabeth...hablé sin pensar.. y te herí...perdona-bajé la cabeza, me había pasado, demasiado... y todo por un tonto enojo-